De Corazón a corazón: Ne 2,1-8 (Nehemías consigue permiso del rey Artajerjes para reconstruir Jerusalén y el templo) Lc 9,57-62 ("El Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza")
Contemplación, vivencia, misión: La libertad del amor de Jesús, que vive en nosotros, es la fuente de la felicidad: la verdad de la donación. Nada ni nadie puede suplir a Jesús y ocupar su lugar en nuestro corazón. No podemos condicionar su amor a ningún don que no sea él mismo. El evangelio se comprende desde los latidos del Corazón de Jesús. La "pobreza" evangélica es sólo una expresión del modo de amar de Jesús y de quienes son llamados a vivir al seguimiento evangélico: ya no tienen más que a sí mismos, para darse.
*En el día a día con la Madre de Jesús: Al niño Jesús, María "lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el albergue" (Lc 2,7). La pobreza evangélica es expresión del verdadero amor.
AÑO DE LA FE: "La fe tiene una configuración necesariamente eclesial, se confiesa dentro del cuerpo de Cristo, como comunión real de los creyentes. Desde este ámbito eclesial, abre al cristiano individual a todos los hombres" (Lumen Fidei, n.22). Para los Santos Ángeles custodios, ver: Año Litúrgico (Santos)