martes, 31 de marzo de 2015

De cómo la Vera Cruz llegó a España - ABC.es

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De cómo la Vera Cruz llegó a España

De cómo la Vera Cruz llegó a España

En las inmediaciones de Potes, en Cantabria, existe un monasterio que se cuenta entre los cuatro lugares santos del cristianismo junto a Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela. El Papa Julio II otorgó este privilegio en 1512 aSanto Toribio de Liébana por albergar, según la tradición, el mayor fragmento de «Lignum Crucis» que se conserva desde que la Vera Cruz fuera encontrada por Santa Elena en Jerusalén.

La madre del emperador Constantino viajó a Tierra Santa hacia el año 326, poco después de que el edicto de Milán concediera libertad de culto al cristianismo en el Imperio Romano. En Jerusalén ordenó demoler el templo romano que se levantaba en el Gólgota y excavar en el depósito donde los romanos solían desechar las cruces empleadas en las crucifixiones. «Parece cierto que encontraron cierto número de ellas y se plantearon: ¿cuál es la verdadera?», explica el catedrático emérito de Historia de la Universidad de Sevilla José Sánchez Herrero antes de relatar cómo la tradición cuenta que se llevaron tres a un hospital y se fueron colocando sobre un enfermo hasta que al tocar una de ellas sanó.

San Ambrosio, obispo de Milán, «fue el primero que contó la aparición de la Vera Cruz, en la oración fúnebre con motivo de la muerte del emperador Teodosio I el Grande en el año 395», continúa el historiador.

Apenas había pasado una década de la peregrinación a Tierra Santa de Egeria, una mujer gallega que en su «Itinerarium» describe la ceremonia de la adoración del «Lignum Crucis» el Viernes Santo y cuenta que «el obispo, sentado, aprieta bien con sus manos el sagrado madero, mientras que los diáconos situados alrededor lo vigilan. Y lo custodian así porque cuentan que, en cierta ocasión, hubo alguien que hincó los dientes y arrancó una astilla de la santa reliquia».

La Vera Cruz se guardó en Jerusalén, aunque el patriarca San Cirilo (315-382) ya escribe en torno al año 348 en una de sus catequesis que «todo el orbe está lleno de los pedazos que han sido cortados del leño de la cruz».

Se sabe que un fragmento de «Lignum Crucis» llegó a Francia a petición de Santa Radegunda, que obtuvo el permiso de su marido, el rey franco Clotario I, para fundar en el año 556 un monasterio en Poitiers al que el emperador Justino II y su esposa Sofía enviaron un pedazo de la Vera Cruz. «El monasterio de la Santa Cruz de Poitiers se hizo famosísimo», señala Sánchez Herrero. El poeta italiano Venancio Fortunato, que visitó la abadía, llegó a escribir una serie de poemas «que aún hoy se siguen cantando en la liturgia del Viernes Santo, en la Adoración de la Cruz», añade el historiador.

A Astorga y Liébana

La Vera Cruz que se guarda en Liébana habría llegado de mano de Santo Toribio, obispo de Astorga, que viajó en el siglo V a Jerusalén. En un primer momento, la reliquia se conservó en Astorga hasta que tras la invasión musulmana, fue trasladada en el siglo VIII a Santo Toribio de Liébana junto a los restos del santo. «Es posible que a mediados del siglo VIII, una vez consolidada la Reconquista en esta zona, se trajesen aquí los restos del obispo Toribio de Astorga y las reliquias del Lignum Crucis -que según la tradición él había traído de Jerusalén- para depositarlas en un lugar seguro como era este monasterio, que ya había adquirido cierto prestigio en el territorio cristiano», señalan en la web de Santo Toribio de Liébana.

Según Prudencio Sandoval, cronista de la orden benedictina, la reliquia corresponde al «brazo izquierdo de la Santa Cruz, que la Reyna Elena dejó en Jerusalén cuando descubrió las cruces de Cristo y los ladrones. Está serrado y puesto en modo de Cruz, quedando entero el agujero sagrado donde clavaron la mano de Cristo». El madero fue dividido y colocado en forma de cruz en el relicario de plata dorada en el siglo XVI.

En el Monasterio de Santo Toribio señalan que el leño santo allí conservado mide 635 milímetros en el palo vertical y 393 en el travesaño y tiene un grosor de 38 milímetros. «Es la reliquia más grande conservada de la cruz de Cristo, por delante de la que se custodia en San Pedro del Vaticano», aseguran. El análisis científico realizado determinó que «la especie botánica de la madera del Lignum Crucis es Cupressus Sempervivens L., tratándose de una madera extraordinariamente vieja y que nada se opone a que alcance la edad pretendida», añaden.

Sánchez Herrero apunta, sin embargo, a que existen ciertas dudas al existir «una duplicidad de personajes con el mismo nombre de Toribio». Un monje también así llamado, que habría sido obispo de Palencia, habría fundado el primer monasterio, conocido en un primer momento como Monasterio de San Martín.

Las primeras noticias que se tienen sobre la existencia de la Vera Cruz en el monasterio «son del siglo XIII o XIV», prosigue el historiador, ya que también se cuestiona la autenticidad del documento de fundación de la cofradía en Santo Toribio de Liébana del siglo XII, señala.

Precisamente a partir del siglo XIII, «si no antes», se habría extendido por toda España la devoción a la Vera Cruz, según recuerda Sánchez Herrero. Las cofradías de Semana Santa de la Vera Cruz son las primeras que se crearon en el siglo XVI, añade.

En opinión de este historiador, la reliquia española con visos de ser parte de la que encontró Santa Elena es la que guarda en la iglesia templaria de la Vera Cruz en Segovia. «Allí hay una reliquia de la Vera Cruz de comienzos del siglo XIII autentificada», dice. Fue a partir de la primera cruzada en el 1095 cuando se produce la llegada de la mayor parte de las reliquias desde Jerusalén, explica.

Actualmente existen más de 250 hermandades, cofradías y asociaciones de la Vera Cruz repartidas por toda España, la mayor parte de ellas agrupadas en la Confraternidad de Hermandades de la Vera Cruz de España. Hay cofradías en León, Valladolid, Salamanca, Murcia, Soria, Jaén Sevilla, Málaga y en las localidades cordobesas de Puente Genil y Aguilar que poseen un «lignum crucis» que, por lo general, acompaña a sus imágenes titulares durante la Semana Santa.



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Isaías 42, 1-7

Lectura del libro del profeta Isaías 42, 1-7
 
Así habla el Señor:
Este es mi Servidor, a quien yo sostengo, mi elegido, en quien se complace mi alma. Yo he puesto mi espíritu sobre él para que lleve el derecho a las naciones. El no gritará, no levantará la voz ni la hará resonar por las calles. No romperá la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilmente. Expondrá el derecho con fidelidad; no desfallecerá ni se desalentará hasta implantar el derecho en la tierra, y las costas lejanas esperarán su Ley.
Así habla Dios, el Señor, el que creó el cielo y lo desplegó, el que extendió la tierra y lo que ella produce, el que da el aliento al pueblo que la habita y el espíritu a los que caminan por ella.
Yo, el Señor, te llamé en la justicia, te sostuve de la mano, te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo, la luz de las naciones, para abrir los ojos de los ciegos, para hacer salir de la prisión a los cautivos y de la cárcel a los que habitan en las tinieblas.
 
Palabra de Dios.

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Un cura de 28 años y aspecto «hipster», misionero redentorista, sorprende en La Voz España - ReL

Un cura de 28 años y aspecto «hipster», misionero redentorista, sorprende en La Voz España - ReL

Un cura de 28 años y aspecto «hipster», misionero redentorista, sorprende en La Voz España

El padre Damián María, de 28 años, misionero redentorista, natural de Granada y radicado en Madrid, atrapó con su voz y sorprendió con su aspecto al público en plató y a los telespectadores de Telecinco superando la audición a ciegas del concurso musical La Voz España.

Ordenado sacerdote el 27 de abril de 2013 y con experiencia como misionero en Calcuta, India, en la prueba interpretó la canción "Angels" de Robbie Williams.

La prueba fue emocionante porque el jurado escucha sin ver al cantante y sólo si un jurado opta por incluirlo en su equipo se gira y ve su aspecto. La canción "Angels" no permite lucir la voz de verdad hasta su último tercio y por eso pasaban los minutos sin que los jurados se decidiesen.

Al final, Antonio Orozco y la cantante Malú se dieron la vuelta optando por esa voz... y asombrándose al ver al joven sacerdote de aspecto "hipster" (es decir, cuidadamente informal).

- ¿Me puedo confesar, padre? - preguntó el jurado Alejandro Sanz.

- ¡Cuando quieras!- respondió el joven sacerdote.

- Si estas aquí porque quieres profesar la palabra de Dios a través de la música durante el concurso, te agradezco por haber hecho esto- dijo Laura Pausini, la popular cantante italiana que forma parte del jurado.

(Laura Pausini ha hablado en ocasiones de su fe católica, aunque en 2012 hizo declaraciones a favor de las relaciones homosexuales: "el amor es amor, indistintamente del sexo de quien lo vive. No hay ninguna razón para discriminar a las parejas del mismo sexo", dijo).



Antonio Orozco reclutó al sacerdote para su equipo.

-Yo te puedo ayudar a ganar La Voz... si tú me puedes ayudar a entrar en el Cielo, porque no me quedan puntos - le planteó Orozco.

- Estoy aquí solo para cantar el amor en el mundo -explicó el sacerdote.

La imagen del joven Damián María y su escena en La Voz se ha difundido con rapidez por Internet y la mayoría de los comentarios en las redes son positivos y optimistas.

En primavera de 2011 Damián explicó en un reportaje en 13TV su experiencia en Calcuta, "profundamente convencido de que mi Dios me llamaba a esa ciudad".



Está por ver si se repite el caso de la religiosa ursulina Sor Cristina Scuccia, que ganó la edición italiana del concurso con una voz potentísima y al recibir el trofeo puso a rezar un Padrenuestro a todos los presentes.

Sor Cristina estableció además una muy buena relación de amistad y respeto con su "coach" o entrenador en el concurso, el rapero J-Ax, quien declaró en verano de 2014 que aunque todavía se consideraba "laico" era cierto que "mi viaje espiritual está ahora en marcha". Necesitas un navegador que soporte iframes para poder ver este contenido.


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domingo, 29 de marzo de 2015

Domingo de Ramos: contra la mundanidad, Francisco propone «humillarse, el estilo de Dios» - ReL

Domingo de Ramos: contra la mundanidad, Francisco propone «humillarse, el estilo de Dios» - ReL

Domingo de Ramos: contra la mundanidad, Francisco propone «humillarse, el estilo de Dios»

En una soleada Plaza de San Pedro, adornada para esta ocasión con numerosos olivos y flores, el Papa Francisco presidió la Procesión y la bendición de las Palmas y celebró la Santa Misa del Domingo de Ramos, en coincidencia con la 30ª Jornada Mundial de la Juventud, que este año se celebra a nivel diocesano.

Ante miles de fieles y peregrinos procedentes de numerosos países, el Obispo de Roma afirmó en su homilía que en el centro de esta celebración, que se presenta tan festiva, está la palabra escuchada precedentemente en el himno de la Carta a los Filipenses, en que leemos que Jesús "se humilló a sí mismo".

Palabra que – como dijo el Papa Bergoglio – nos desvela el estilo de Dios y del cristiano: la humildad. Un estilo que nunca dejará de sorprendernos y ponernos en crisis: nunca nos acostumbraremos a un Dios humilde.

Tras explicar que humillarse es ante todo el estilo de Dios; porque Dios se humilla para caminar con su pueblo, para soportar sus infidelidades, Francisco destacó que en esta semana, la Semana Santa, que nos conduce a la Pascua, seguiremos este camino de la humillación de Jesús, puesto que sólo así será "santa" también para nosotros.

En efecto, el Pontífice dijo que veremos el desprecio de los jefes del pueblo y sus engaños para acabar con él. Asistiremos a la traición de Judas, uno de los Doce, que lo venderá por treinta monedas. Veremos al Señor apresado y tratado como un malhechor; abandonado por sus discípulos; llevado ante el Sanedrín, condenado a muerte, azotado y ultrajado.

Escucharemos cómo Pedro, la "roca" de los discípulos, lo negará tres veces. Oiremos los gritos de la muchedumbre, pidiendo que Barrabás quede libre y que a él lo crucifiquen. Veremos cómo los soldados se burlarán de él, vestido con un manto color púrpura y coronado de espinas. Y después, a lo largo de la vía dolorosa y a los pies de la cruz, sentiremos los insultos de la gente y de los jefes, que se ríen de su condición de Rey e Hijo de Dios.

Esta es la vía de Dios – dijo el Papa – el camino de la humildad. Es el camino de Jesús, no hay otro. Y no hay humildad sin humillación.

Después de recordar que el Hijo de Dios tomó la "condición de siervo", Francisco afirmó que "la humildad quiere decir servicio, significa dejar espacio a Dios negándose a uno mismo, "despojándose", como dice la Escritura, porque ésta es la humillación más grande.

Además destacó que hay otra vía, contraria al camino de Cristo que es la mundanidad. La mundanidad que nos ofrece el camino de la vanidad, del orgullo y del éxito, que el maligno también se la propuso a Jesús durante cuarenta días en el desierto.

Pero el Señor la rechazó sin dudarlo. Y, con él, nosotros podemos vencer esta tentación, no sólo en las grandes ocasiones, sino también en las circunstancias ordinarias de la vida.

De ahí que el Santo Padre haya puesto de manifiesto la ayuda que nos da el ejemplo de muchos hombres y mujeres que, en silencio y sin hacerse ver, renuncian cada día a sí mismos para servir a los demás como a un familiar enfermo, a un anciano solo o una persona con discapacidad.

Y concluyó pidiendo que también nosotros emprendamos con decisión este camino, movidos por el amor a nuestro Señor y Salvador, quien nos guiará y nos dará fuerza.

Texto de la homilía del Domingo de Ramos del Papa Francisco:
En el centro de esta celebración, que se presenta tan festiva, está la palabra que hemos escuchado en el himno de la Carta a los Filipenses: "Se humilló a sí mismo" (2, 8). La humillación de Jesús.

Esta palabra nos desvela el estilo de Dios y del cristiano: la humildad. Un estilo que nunca dejará de sorprendernos y ponernos en crisis: nunca nos acostumbraremos a un Dios humilde.

Humillarse es ante todo el estilo de Dios: Dios se humilla para caminar con su pueblo, para soportar sus infidelidades. Esto se aprecia bien leyendo el Libro del Éxodo: ¡Qué humillación para el Señor oír todas aquellas murmuraciones, aquellas quejas! Estaban dirigidas contra Moisés, pero, en el fondo, iban contra él, contra su Padre, que los había sacado de la esclavitud y los guiaba en el camino por el desierto hasta la tierra de la libertad.

En esta semana, la Semana Santa, que nos conduce a la Pascua, seguiremos este camino de la humillación de Jesús. Y sólo así será "santa" también para nosotros.
Veremos el desprecio de los jefes del pueblo y sus engaños para acabar con él. Asistiremos a la traición de Judas, uno de los Doce, que lo venderá por treinta monedas. Veremos al Señor apresado y tratado como un malhechor; abandonado por sus discípulos; llevado ante el Sanedrín, condenado a muerte, azotado y ultrajado.

Escucharemos cómo Pedro, la "roca" de los discípulos, lo negará tres veces. Oiremos los gritos de la muchedumbre, soliviantada por los jefes, pidiendo que Barrabás quede libre y que a él lo crucifiquen. Veremos cómo los soldados se burlarán de él, vestido con un manto color púrpura y coronado de espinas. Y después, a lo largo de la vía dolorosa y a los pies de la cruz, sentiremos los insultos de la gente y de los jefes, que se ríen de su condición de Rey e Hijo de Dios.
Esta es la vía de Dios, el camino de la humildad. Es el camino de Jesús, no hay otro. Y no hay humildad sin humillación.

Al recorrer hasta el final este camino, el Hijo de Dios tomó la "condición de siervo" (Flp 2, 7). En efecto, "la humildad quiere decir servicio, significa dejar espacio a Dios negándose a uno mismo, "despojándose", como dice la Escritura (v. 7). Esta es la humillación más grande.

Hay otra vía, contraria al camino de Cristo: la mundanidad. La mundanidad nos ofrece el camino de la vanidad, del orgullo, del éxito... Es la otra vía. El maligno se la propuso también a Jesús durante cuarenta días en el desierto. Pero Jesús la rechazó sin dudarlo. Y, con él, también nosotros podemos vencer esta tentación, no sólo en las grandes ocasiones, sino también en las circunstancias ordinarias de la vida.

En esto, nos ayuda y nos conforta el ejemplo de muchos hombres y mujeres que, en silencio y sin hacerse ver, renuncian cada día a sí mismos para servir a los demás: un familiar enfermo, un anciano solo, una persona con discapacidad...

Pensemos también en la humillación de los que, por mantenerse fieles al Evangelio, son discriminados y sufren las consecuencias en su propia carne. Y pensemos en nuestros hermanos y hermanas perseguidos por ser cristianos, los mártires de hoy: no reniegan de Jesús y soportan con dignidad insultos y ultrajes. Lo siguen por su camino. Podemos hablar de "una nube de testigos" (cf. Hb 12, 1).

Como ellos, emprendamos también nosotros con decisión este camino, movidos por el amor a nuestro Señor y Salvador. El amor nos guiará y nos dará fuerza. Y, donde está él, estaremos también nosotros (cf. Jn 12, 26). Amén.


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viernes, 27 de marzo de 2015

La Iglesia en Malawi llama a proteger a los albinos: allí los matan para usar su cuerpo en brujería - ReL

La Iglesia en Malawi llama a proteger a los albinos: allí los matan para usar su cuerpo en brujería - ReL

La Iglesia en Malawi llama a proteger a los albinos: allí los matan para usar su cuerpo en brujería

La Comisión de Justicia y Paz de la Iglesia en Malawi acaba de hacer público un llamamiento para que se ponga fin a los asesinatos de albinos. Una lacra increíble que sufre este país y muchos otros de África. Como explican los miembros de la Comisión, muchos "creen que los albinos tienen, debido a su situación, poderes místicos o mágicos en partes de su cuerpo, que harían a la gente rica y, en algunos casos podrían llegar a limpiar a alguien del VIH y del Sida".

En los últimos tres meses seis jóvenes albinos han desaparecido en el país. Fuentes de la policía de Malawi hablan de que partes de sus cuerpos pueden venderse en Tanzania por 600 dólares, y un cuerpo entero por 75.000. En el cercano Burundi, una veintena de albinos han sido asesinados desde el año 2008.

Como afirma el comunicado, es preocupante que, "en el mundo actual, en el que la ciencia y la biología han avanzado tanto, no logremos ver que no hay diferencias entre las partes del cuerpo de un albino y de un no albino".

Y aún más preocupante resulta, continúa la declaración, que sean los familiares más cercanos y las comunidades de los albinos los que abusen de ellos y no les cuiden y, en algunos casos, sean cómplices en los secuestros. Por eso se preguntan "dónde está nuestro 'umunthu', nuestro sentido de vida de comunidad".

El test moral básico de una sociedad, según la enseñanza de la Iglesia, es cómo trata a sus miembros más vulnerables. "En este caso, nuestros hermanos y hermanas albinos hacen un llamamiento moral urgente a nuestras conciencias para que actuemos".

Y dirigiéndose a quienes practican la medicina tradicional, a los curanderos: "Deben ir más allá de la condena de los asesinatos rituales de albinos en Malawi dejando de engañar a la gente que busca formas de volverse rica rápidamente".

También piden a las autoridades judiciales que castiguen con más dureza a todos los implicados en estos actos inhumanos y, a la policía, que dedique más recursos a combatir este crimen.


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martes, 24 de marzo de 2015

Un obispo contundente: «Occidente asiste a su final; en el horizonte, la bandera negra del Califato» - ReL

Un obispo contundente: «Occidente asiste a su final; en el horizonte, la bandera negra del Califato» - ReL

Un obispo contundente: «Occidente asiste a su final; en el horizonte, la bandera negra del Califato»

[En Mosul, los terroristas de Estado Islámico picaron estatuas y bajorrelieves antiguos y los destruyeron con un martillo neumático, volaron lugares de culto, quemaron libros robados de las bibliotecas y destruyeron parte delas murallas de Nínive, la antigua capital asiria en la periferia de la ciudad. Ellos mismos grabaron las imágenes y las difundieron, dando lugar a una toma de posición del arzobispo de Ferrara-Comacchio (Italia), Luigi Negri, que ha adquirido gran notoriedad y ha sido traducida a diversos idiomas. Por su interés reproducimos íntegro su artículo en ReL.]

El final de la civilización occidental en el Museo de Mosul
Es mi deseo que los medios tecnológicos de que dispone nuestra sociedad -y de los que a menudo se abusa- conserven vivamente, también para las próximas generaciones, la imagen de la tremenda barbarie a la que hemos asistido, como si se tratara de una transmisión en directo desde cualquier parte del mundo: la ira, más demencial que bárbara, hacia las expresiones artísticas de uno de los grandes momentos de la cultura universal y que habían pasado con devoción y respeto de una generación a la otra, de una cultura a la otra, de una civilización a la otra. Porque la cultura y la civilización no son excluyentes, como lo es en cambio la horrenda ideología, también religiosa. La cultura y la civilización son inclusivas y saben, por consiguiente, incorporar también realidades históricas y culturales que no han nacido en las limitaciones del propio ámbito, de las que al contrario se enriquecen.

Es lo que precisamente se les ocurrió a esos pocos hombres de cultura que aún existen en esta débil sociedad, la gran tradición católica que durante siglos supo acoger las expresiones de la cultura clásica, griega y romana, y más adelante de otras tradiciones, incluidas las de Extremo Oriente.

Basta pensar, por ejemplo, en el cuidado apasionado con el que las corrientes benedictinas primero, y las cistercienses después, acogieron, custodiaron, copiaron, volvieron a copiar y comentaron los documentos de la tradición clásica. Y este movimiento de acogida y profundización generó la gran cultura de los monasterios, de los conventos y de las grandes universidades, como nos ha enseñado de manera insuperable el gran padre Chenu y en Italia el renombrado don Inos Biffi.

Esta capacidad de acogida, de respeto, de profundización ha sido pulverizada. La expresión más indecente es la destrucción del distinto. En realidad, también nosotros europeos hemos experimentado esto. Tenemos ante nuestros ojos la destrucción de las tradiciones precedentes llevada a cabo, por ejemplo, por esa Revolución francesa que el laicismo europeo aún considera un punto de partida insuperable. Y desgraciadamente no sólo los laicistas, sino también una cierta parte del mundo católico considera la Revolución francesa un hecho positivo insuperable.

Occidente ha asistido anticipadamente a su final. En la tragedia que se ha consumado en ese bellísimo museo de Mosul, donde se custodiaban obras maestras del gran arte, la gran cultura, Occidente ha visto la muerte de su propia civilización, evocada de manera inigualable por Benedicto XVI en su incomprendido discurso de Ratisbona. La gran civilización occidental es una civilización en la que la variedad de formas de vida, de pensamiento, de costumbres han sabido, y saben, encontrarse, conocerse, valorizarse, combatirse cuando es necesario, pero todo por una novedad de vida humana e histórica que es el signo de la civilización.

Todo esto, guste o no, se está acabando, si no lo ha hecho ya. El horizonte está marcado por la bandera negra del Califato, bajo la cual yacen la libertad de conciencia y de corazón, la libertad física, la libertad de vivir dignamente y de profesar las propias convicciones de manera libre y responsable.

La masacre, las atrocidades, se han convertido en algo normal en el imaginario del hombre occidental. Lee sobre ellas superficialmente en los periódicos o en las redes sociales, mira distraídamente las imágenes en la televisión mientras cena tranquilamente, como si fueran acontecimientos de otro mundo.

La civilización se ha acabado. Un sociedad moribunda no tiene ni siquiera la capacidad de una auténtica revisión crítica de la propia vida. Y si la tuviera, sería necesario que emergieran todos lo que, consciente o incoscientemente, han preparado y siguen preparando, en las formas más distintas, este final: todos los que han perseguido al diálogo más allá de todo límite; todos lo que, en el fondo, tienen más miedo de la fe cristiana que de la barbarie de la ideología islamista. Pero tal vez esta responsabilidad es, sobre todo, de quienes han apostatado de Cristo. Y apostatando de Cristo han apostatado de ellos mismos. Y como el hombre está siempre estrechamente vinculado a una sociedad, apostatando de ellos mismos han destruido la civilización.

Artículo publicado en La Nuova Bussola Quotidiana.

Traducción de Helena Faccia Serrano.



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domingo, 22 de marzo de 2015

Todo reino dividido contra sí mismo es asolado. J. Ratzinger - ReL

Todo reino dividido contra sí mismo es asolado. J. Ratzinger - ReL

Todo reino dividido contra sí mismo es asolado. J. Ratzinger

La entrevista tocó diversos temas, pero el más interesante de ellos, a mi humilde entender, es el que se refiere a la presencia de intelectuales católicos en la sociedad. A principio del siglo XX hubo una oleada de conversiones que dieron consistencia a la presencia de la Iglesia en la sociedad. Tras el postconcilio y el Mayo del 68, la corriente de conversiones queda truncada, dando lugar a una sensación de vacío intelectual que impide plantear un diálogo fructífero entre la Iglesia y la sociedad moderna y postmoderna. 



Desde mi punto de vista, esta sensación de vacío intelectual es más una sensación que un hecho real. Podemos citar a muchos teólogos que han entrado en diálogo con la sociedad, como Castellani, Ratzinger, Küng, Teilhard de Chardin, Urs von Balthasar, entre muchos otros de gran nivel general. Pero estos intelectuales, aunque valorados internacionalmente, no llegan nunca a convertirse en interlocutores de la Iglesia de la misma forma que sucedió a principios de siglo XX ¿Por qué?

Veo dos factores que impiden que los intelectuales católicos postconciliares sean considerados interlocutores válidos de la Iglesia. El primer factor es externo: son teólogos y la teología no se considera una verdadera ciencia. Sus propuestas son despreciadas casi sin llegar a plantearse. La segunda razón es interna. Ninguno de ellos es capaz de llevar a la sociedad un mensaje unitario y coherente procedente de la Iglesia. El ejemplo más evidente es el de Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) que es desdeñado por parte de la Iglesia por su coherencia. Como resultado, hemos conseguido callar a uno de los intelectuales más lúcidos y profundos de la Iglesia contemporánea.


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lunes, 16 de marzo de 2015

¿Es correcto cremar o incinerar cadáveres? - ReL

¿Es correcto cremar o incinerar cadáveres? - ReL

¿Es correcto cremar o incinerar cadáveres?

 OBSERVACION

El presente estudio ha sido hecho en base a la doctrina y cánones de la Iglesia Católica, y no contiene ninguna información relacionada sobre el mismo tema por parte de otras iglesias, religiones o creencias.

PRESENTACION

La cremación o incineración consiste en reducir mediante el fuego un cadáver hasta convertirlo en cenizas. El cadáver, una vez privado del elemento espiritual, no puede considerarse ya una persona esencialmente inviolable en sus atributos, por lo que ningún motivo de carácter intrínseco podría evitar su incineración.

Puede afirmarse entonces que la cremación en sí misma no es contraria a ningún precepto, ni de ley natural ni de ley divina. En algunos casos incluso puede ser el modo conveniente de proceder, como en casos de epidemias, catástrofes, etc. Sin embargo se convierte en algo ilícito cuando es realizada como una afirmación de ateísmo, o como una forma de manifestar que no se cree en la inmortalidad espiritual o en la resurrección de la carne. En estos casos la incineración se hace ilícita por ser el modo de profesar públicamente una doctrina errónea y herética.

HISTORIA

En los países cristianos la cremación perdió aceptación entre las personas. El desaliento de la Iglesia Católica hacia la cremación provino de varias ideas: primero, que el cuerpo es como un instrumento a través del cual se reciben los sacramentos; es por sí mismo sacramental y debe ser considerado como objeto sacro; segundo, como parte esencial del ser humano se debe disponer de él de una manera honrosa y reverencial, y muchas prácticas tempranas eran visualizadas como paganas y como un insulto al cuerpo; tercero, como una imitación de la inhumación de Jesucristo el cuerpo de un cristiano debía ser sepultado; y cuarto, que constituía una negación de la resurrección del cuerpo. La cremación no estaba prohibida porque interfiriese definitivamente con la capacidad de Dios de resucitar el cuerpo; sin embargo, esto fue refutado inicialmente por Minicius Felix, en su diálogo Octavius.

La cremación no fue de facto prohibida en sí y por sí misma. Aún en Europa, dentro de la etapa Medieval, fue practicada bajo situaciones en la cuales había multitudes de cuerpos acumulados, tales como en una batalla, durante una peste o alguna hambruna, y en donde existiese un peligro latente de focos de esparcimiento de enfermedades a través de los cadáveres. Sin embargo, la inhumación o sepultura quedaron a ley, salvo en casos en que las circunstancias requirieran la cremación para bien público.

A principios de la Edad Media y aún tiempo después, pasado el siglo XVIII, racionalistas y clasicistas comenzaron a señalar a la cremación nuevamente como una negación de la resurrección y/o la vida después de la muerte, aunque el movimiento en pro de la cremación muy frecuentemente no tomase mucha atención en discernir sobre los asuntos teológicos acerca de la misma.

El sentimiento intrínseco de la Iglesia Católica contra la cremación vino a endurecerse al afrontar la asociación de ésta con las reglas de los enemigos profesos de Dios, lo cual vino a suavizarse hacia los años 60. La Iglesia Católica sigue prefiriendo la inhumación tradicional o la sepultura del cuerpo, pero la cremación ahora es libremente permitida en tanto no signifique un rechazo a la creencia en la resurrección del cuerpo.

Hasta 1997 las regulaciones litúrgicas católicas requerían que la cremación tuviese lugar después de la ceremonia funeraria religiosa, de ser posible de cuerpo presente, el cual debería recibir la bendición y ser sujeto de oración. Una vez que ésta hubiese concluido, el cuerpo podría ser cremado, y un segundo servicio religioso podía asistirse en el crematorio o en el momento de enterrar las cenizas como si se tratase del cuerpo en sí. Las regulaciones litúrgicas actuales permiten una misa con el contenedor de cenizas presente, pero se necesita autorización previa del obispo local si es necesario. La Iglesia mantiene los requerimientos específicos para la disposición reverente de las cenizas: normalmente éstas son sepultadas o enterradas en un contenedor apropiado, tal como una urna, pero no deben mantenerse en la casa de los familiares, aún cuando en algunos hogares católicos suele ser práctica habitual. Los cementerios católicos hoy en día reciben restos incinerados, los cuales son confinados en nichos especiales.

POSTURA DE LA IGLESIA CATOLICA

Hasta el 5 de julio de 1963 la disciplina canónica era severa en lo tocante a la cremación de los fieles fallecidos. Castigaba negando las exequias, es decir, la recomendación espiritual de la persona fallecida y la celebración de misas de cuerpo presente, así como de séptimo y trigésimo día, a aquellos que deseaban la cremación de su cadáver.

La actual ley de la Iglesia, a partir del Concilio Vaticano II, al tratar sobre las exequias eclesiásticas dice lo siguiente:

"La Iglesia aconseja vivamente que se conserve la piadosa costumbre de sepultar el cadáver de los difuntos; sin embargo, no prohíbe la cremación, a no ser que haya sido elegida por razones contrarias a la doctrina cristiana" (Código de Derecho Canónico, canon 1176-3).

La Conferencia Episcopal Italiana (CEI), publicará próximamente un código actualizado sobre los ritos fúnebres en el que aclarará la doctrina de la Iglesia sobre la cremación de difuntos y el destino de las cenizas. El manual será revisado y aprobado por la CEI en su próxima reunión del 9 de noviembre, que se realizará en Asís.

El documento dejará en claro, entre otras cosas, que la doctrina católica no se opone a la cremación de los muertos; pero sí es contraria ya sea a que las cenizas se conserven en urnas en las casas o a que sean esparcidas al viento, pues de esta forma se viola la obra de misericordia que obliga a los católicos a proporcionar santa sepultura a los difuntos.

La CEI recordará en el documento que la incineración fue aprobada en 1963 por el Papa Pablo VI, al considerar que es una práctica que no contradice la doctrina de la Iglesia sobre la resurrección, pues no afecta el alma del difunto ni impide a la omnipotencia de Dios reconstruir el cuerpo.

El Episcopado italiano, sin embargo, explica que es contraria a la devoción católica la norma que permite que las cenizas se puedan guardar en una urna en casa o ser esparcidas en el viento, la tierra o el agua. El documento explicará que el mantener las cenizas en casa no sólo acaba con el importante rito de acompañar al difunto hasta el camposanto, lo cual une a la comunidad de creyentes; sino que lo lógico es que las cenizas reposen en el cementerio, el lugar de los muertos, y no en la casa familiar, que es el lugar de los vivos.

Esparcir las cenizas, según los Obispos italianos, responde a un rito pagano, que supuestamente simboliza la unión del muerto con la gran alma de la madre tierra, y que se opone a la obligación cristiana, establecida por el mismo Señor Jesús, de dar sepultura a los difuntos.

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domingo, 15 de marzo de 2015

«Tengo la sensación de que mi Pontificado va a ser breve, cuatro o cinco años», confiesa Francisco - ReL

«Tengo la sensación de que mi Pontificado va a ser breve, cuatro o cinco años», confiesa Francisco - ReL

«Tengo la sensación de que mi Pontificado va a ser breve, cuatro o cinco años», confiesa Francisco

Le gusta ser Papa?; ¿le gusta estar en Santa Marta?; o ¿se siente solo? Son algunas de las preguntas que el Papa Francisco respondió – en concomitancia con el segundo aniversario de su elección como Sumo Pontífice – a la periodista y escritora mexicana Valentina Alazraki, corresponsal de Televisa. Se trató de una amena conversación en la que ambos se encontraban sentados ante un gran cuadro de la Virgen de Guadalupe. La entrevista fue realizada técnicamente por el Centro Televisivo Vaticano y Radio Vaticano.

-Papa Francisco, ante todo, un millón de gracias, aunque llevo muchos años aquí, es la primera vez que me siento frente a un Papa para hacer una entrevista formal.
-¡Qué miedo!

-Tengo mucho miedo. A Juan Pablo II me le escondía detrás de las plantas, me colaba por aquí, por allá, pero nunca hubo una, una digamos entrevista así, sentados, formal. Entonces, la verdad, sí me siento muy emocionada, pero sobre todo muy, muy, agradecida. Y lo primero que le voy a preguntar es lo que todos los mexicanos o muchos, o la gran mayoría de los mexicanos se preguntan: sabiendo Usted que, como México no hay dos, ¿cómo es posible que Usted no nos visite este año? Había mucha esperanza de que Usted viniera en septiembre…
-Yo pensaba hacerlo, porque quería entrar en los Estados Unidos por la frontera mexicana. Pero, si yo iba a Ciudad Juárez, por ejemplo, y entraba desde ahí, o a Morelia, y entraba desde ahí, se iba a armar un poco de barullo: ¡Cómo va ahí y no viene a ver a la Señora, a la Madre! Además, no se puede visitar México de a pedacitos. México requiere una semana. O sea que yo prometo un viaje a México como se lo merece y no a la apurada y de paso. Por eso decidí no entrar por México.

-Papa Francisco, Usted ha elegido esta sala donde aparte sé que tienen reuniones muy importantes, aquí deciden el futuro de su Iglesia, de la Iglesia. Y bajo la supervisión de la Morenita. ¿Qué representa para Usted la Virgen de Guadalupe?
-Bueno ahí tocó un tema que me llega mucho, ¿no?¿Cómo se define el momento histórico de México, cuando Ella visita México, y la herencia que deja, no? Dos veces en el campo Mompúa le dice a san Juan Diego Madre. Yo soy la Madre de Dios por quien se vive. Y después cuando él ahí, está un poco temeroso: ¿De qué tenés miedo? ¿No estoy acá yo que soy tu Madre? O sea es Madre.

»Después nosotros, le decimos Reina, Reinecita, él mismo le decía eso, Juan Diego, Emperatriz de América, pero Ella se define como Madre. En un momento en que América renacía. Y es la Madre que nos trae la Buena Noticia a México. Es una Madre que está esperando un chico. Y en ese momento trágico de la conquista, porque que ahí hubo de todo, Ella trae la Salvación. Muestra que trae un chico. Pero ¿cómo lo muestra? ¿Cómo se muestra, además de embarazada? Se muestra mestiza.

»Eso es toda una profecía, nuestro mestizaje americano. Una profecía de nuestra cultura. Por eso Ella traspasa los límites de México, y va mucho más allá y es la unidad del pueblo americano. Es la Madre. América no es huérfana. Tiene una Madre. Una Madre que nos trae a Jesús. O sea, la Salvación que es Cristo viene por una mujer y quiso Ella demostrarlo a través de su mestizaje que lo traía a México de una manera especial.

»Y elige un hijo de esa cultura para manifestarse. No elige un chico español, o un colonizador, o una señora coqueta, no, no. Un simple hombre, casado, humilde. Entonces para mí Ella es Madre. Es Madre mestiza y, me atrevo a decir, otra cosa. Es el principio de una cosa de la cual no hablamos mucho en América: que es el gatillaje de la santidad. O sea en la colonización americana, en la conquista americana hubo pecado "a rolete" [popular en Argentina = mucho, en cantidad].

»Se pecó mucho. Pero también hubo muchos santos. Santos que los tenemos sí, Santa Rosa de Lima, nos acordamos, el negrito San Martín de Porres, ahora voy a canonizar, cuando vaya a los Estados Unidos a este santo varón, que evangelizó la California, Junípero Serra, y que antes de ir a la misión de California, fue precisamente a Ella. A pedir la bendición, ¿no? O sea, Ella de alguna manera abrió la puerta a esa corriente de santidad. Los santos mexicanos, los santos americanos, son muchos.

»O sea para mí Ella es todo esto que le dije: es Madre, fuente de unidad cultural, puerta hacia la santidad, en medio de tanto pecado y de tanta injusticia, y tanta explotación y tanta muerte, es Madre, ¿no? Entonces eso es lo que yo siento cuando la veo.

-Papa Francisco, Usted en el avión volviendo de Filipinas dijo que le hubiera gustado entrar a los Estados Unidos por la frontera con México. Esa frontera tan, tan, significativa. Usted es hijo de emigrantes, sus papás eran italianos, viajaron a la Argentina, Usted trae en la sangre lo que es eso. ¿Cuál sería el sentido de su presencia ahí, en esa frontera?
-Gente no sólo de México sino de Centroamérica, de Guatemala, que cruza todo México, para buscar un futuro mejor. Hoy día la emigración es fruto del malestar en el sentido etimológico de la palabra, fruto del hambre, de buscar nuevas fronteras.

»Lo mismo sucede en África, con toda esa cruza mediterránea de gente que viene de países que están pasando momentos difíciles, sea por el hambre, sea por las guerras ¿no? Pero evidentemente que la migración, hoy día, está muy relacionada al hambre, a la falta de trabajo. A esta tiranía de un sistema económico que tiene al dios dinero en el centro y no a la persona ¿no?

»Y entonces se descarta gente. Entonces un país crea – sea de América, de África, de donde sea – crea una situación económica impuesta, por supuesto, que descarta gente, que va hacia otro lado a buscar trabajo, o comida, o bienestar ¿no? O sea la migración en este momento, es muy doloroso el problema migratorio en el mundo ¡eh! Porque hay varias fronteras migratorias ¿no?

»Me alegra que Europa esté revisando su política migratoria. Italia fue muy generosa y quiero decirlo ¿no? La síndico de Lampedusa se jugó entera y aun a costa de transformar esa isla, de tierra de turismo en tierra de hospitalidad ¿no? Con lo que supone no ganar plata ¿no? O sea, hay hechos heroicos ¿no? Pero ahora gracias a Dios veo que Europa está repensando la situación.

»Volviendo a la migración allí, esa zona, además es una zona de mucha lucha de problemas de narcotráfico ¿no?Es decir... los Estados Unidos me decían – no quiero tirar estadísticas que después me crean un problema diplomático – pero, me decían, y lo vi en una revista, creo que están entre los primeros consumidores de droga en el mundo y la frontera por la que entra la droga, la principal, es la mexicana. Entonces ahí también se sufre ¿no?

»Morelia, toda esa zona, es una zona de mucho sufrimiento donde también las organizaciones de traficantes de droga no se van con chiquitas ¿no?, es decir, saben hacer sus trabajos de muerte, ¿no?, son mensajeros de muerte, sea por la droga, o sea por "limpiar", entre comillas, a aquellos que se oponen a la droga, los 43 estudiantes, de alguna manera están pidiendo que, no digo venganza, justicia, y que se los recuerde.

»Y por eso salgo al encuentro quizás de una curiosidad: quise hacer Cardenal al Arzobispo de Morelia, porque está en la sartén. O sea un hombre que está en una zona muy caliente, y es un testimonio de hombre cristiano, de un gran sacerdote. Pero después sobre los cardenales podemos volver después. Se lo digo de paso.

-Usted como Papa latinoamericano, el primer Papa latinoamericano, ¿siente de alguna manera dentro de sí como una responsabilidad más, de ser la voz de todos estos millones de personas que, que se ven en esta situación de tener que salir de sus países, atravesar fronteras, muros, sea en América, en Asia, en Europa, donde sea?
-Sí. Ser la voz pero no de una manera programática. Me sale solo. Me sale por la misma vivencia nuestra latinoamericana ¿no?, y también por mi sangre migrante ¿no? O sea, mi papá, con mis abuelos, fueron a Argentina. Tenían un buen pasar acá, pero por razones políticas, la abuela estaba muy metida en la naciente Acción Católica y aunque nunca le hicieron tomar el aceite de ricino, pero ese era… entonces decidieron irse a buscar nuevos rumbos.

»Además tenían, los hermanos de mi abuelo, ya tenían una buena empresa en Entre Ríos, allá, pero ellos llegaron en el 29 y en el 32 la crisis los dejó en la calle. Sin nada. Y un cura les prestó 2.000 pesos, con lo cual compraron un almacén y mi papá, que era contador, hacía el reparto con la canasta. Esa gente que se ganó la vida, se rehízo la vida. Y volvieron a luchar por llevar adelante la familia. Eso a mí me dice mucho. Yo lo mamé en casa eso.

-De ahí le viene toda esta sensibilidad que tiene…
-Pienso que sí. Y sí. Además, en Argentina yo he visto situaciones difíciles. De pobreza y de marginalidad, incluso de drogadicción, que son las que me mueven estas cosas ¿no? Pero me salen naturales. No me salen ideológicamente. Por eso a veces soy un poco desprejuiciado y se me va la lengua, pero no importa…

-De eso hablaremos… Papa Francisco, Usted se refirió a los 43 estudiantes de Iguala. Fue un momento muy difícil para México, ha sido un luto grave para nuestro país. Recuerdo incluso ahora que estuvo aquí el cardenal de Morelia, Monseñor Suárez Inda, él decía que cuando hay una situación difícil todos somos culpables, todos de alguna manera somos responsables. La Iglesia no da soluciones políticas, técnicas, pero creo que sería necesario un mensaje de aliento para que México, por los recursos que tiene el pueblo, los valores que tiene el pueblo, pueda salir un poco adelante, pueda tener la esperanza, pueda pensar en la paz, en un futuro mejor.
- No es el primer momento difícil que está pasando México éste. O sea, engancho con la santidad ¿no? O sea, México pasó momentos de persecución religiosa, donde engendró mártires. Yo pienso que a México el diablo lo castiga con mucha bronca. Por esto. Creo que el diablo no le perdona a México, que Ella haya mostrado ahí a su Hijo. Interpretación mía.

»O sea, México es privilegiado en el martirio, por haber reconocido, defendido, su Madre. Y esto lo sabe Usted muy bien. Usted va a encontrar a mexicanos católicos, no católicos, ateos, pero todos guadalupanos. Es decir, todos se sienten hijos. Hijos de la que trajo al Salvador, al que destruyó al demonio. O sea lo de la santidad también está unido ahí. Yo creo que el diablo le pasó la boleta histórica a México ¿no? Y por eso todas estas cosas, usted ve que en la historia siempre ha aparecido focos de conflicto grave ¿no?

»¿Quién tiene la culpa? ¿El gobierno? Esa es la solución, la respuesta, más superficial. Siempre los gobiernos tienen la culpa. Sí, el gobierno. Todos tenemos de alguna manera la culpa o, al menos, el no hacernos cargo del sufrimiento. Hay gente que está bien y quizás la muerte de estos chicos no les llegó, les resbaló. Bueno a mí no me tocó, gracias a Dios que no me tocó.

»Pero la mayoría del pueblo mexicano es solidario. Y esa es una de las virtudes que tienen ustedes ¿no? Y creo que todos tienen que poner el hombro ahí, para resolver esto de alguna manera ¿no?

»Yo sé que es muy difícil denunciar a un narcotraficante. Porque le va la vida, es una especie de martirio ¿no? Es duro, pero creo que todos en situaciones así, sea en México o no en México, tenemos que poner el hombro. O sea el echarle la culpa a un solo sector, a una sola persona, a un solo grupo, es infantil.

-Papa Francisco, Usted envió un correo privado a un amigo de Argentina expresándole su preocupación acerca de la creciente difusión del narcotráfico en su propio país. Y utilizó el término "tratemos de evitar la mexicanización"… Es normal, ese término digamos ha sido tomado, ha herido susceptibilidades, sensibilidades. El Gobierno de México pensó que se trataba de una estigmatización del país, o no reconocer los esfuerzos que está haciendo, o que intenta hacer. La verdad es, ¿qué pasó ahí? ¿Qué quiso decir Usted?
-Sí. El chico. Este chico es un dirigente, un hombre que ha trabajado por la justicia social y trabaja mucho, amigo mío, viene de las izquierdas, del trotskismo, viene de ahí. Es un hombre que encontró a Jesús y trabaja por la justicia social y él me cuenta. Me contaba allí cómo habían logrado descubrir algunas redes de narcotráfico, y eso, y que estaban luchando y que habían cerrado también una cadena de prostíbulos.

»Él trabaja mucho en lo que es esclavización de personas, o sea fábricas esclavas, con migrantes donde le sacan el pasaporte y lo tienen de esclavo ahí, prostitución, drogadicción, etc.

»Y entonces me dice "bueno esto queremos no llegar a la mexicanización de Argentina". Así me ponía, ¿no? Evidentemente que es un término, permítaseme la palabra, "técnico". No tiene nada que ver ya con la dignidad de México. Como cuando hablamos de la "balcanización", ni los serbios, ni los macedonios, ni los croatas se nos enojan. Ya se habla de "balcanizar" algo y se usa técnicamente y los medios de comunicación lo han usado muchas veces ¿no?

-Se usaba "colombización", por ejemplo.
-También ¿no? Así que yo contesté rezo, los acompaño, y ojalá no lleguemos a la mexicanización, técnicamente. Levantó pólvora, pero la mayoría, por las estadísticas que me llegaron, que hicieron algunos periodistas de allá, el noventa por ciento del pueblo mexicano no se sintió ofendido por eso. Lo cual me alegra. Para mí habría sido un gran dolor que se interpretara de esa manera ¿no? Mismo un gobierno después de haber preguntado aceptó las explicaciones. Estas que son las verdaderas ¿no? Y todo en paz. O sea eso no me cerró las puertas a México. Voy a ir a México.

-Papa Francisco, relacionada con esta pregunta, Usted sabemos que tiene una actividad digamos entre comillas, personal muy activa. Usted le llama por teléfono a las personas, escribe cartas personales, preciosas por cierto. Ante lo que sucedió Usted ha pensado decir a estas personas que, quizá, debían tener el sentido común que, si yo recibo una carta del Papa, yo no la publico. No ha pensado Usted que, porque Usted es el Papa, ya no es el Padre Jorge. ¿No ha pensado decirles "miren yo les llamo por teléfono, les escribo, pero, en fin, esto es privado"?
-Lo suelo hacer, normalmente. Pero a veces la gente no, no se aguanta.

-Le meten luego en problemas. Digo una cosa es la correspondencia privada…
-Este amigo mío me contestó pidiendo perdón, que me juraba y me re-juraba que nunca más iba a publicar…

-¿Sigue siendo su amigo?
-Y sí… Porque además él lo hizo como diciendo "hasta el Papa está luchando contra la droga, ¿no?". Es verdad que el hecho de tocar un tema tan delicado, no cierto, me puede dar consecuencias. Pero lo tengo que decir, a veces yo me he sentido usado por la política del país. Políticos argentinos que pedían audiencia…

»Sí, comprendo su pregunta y quiero contestar abiertamente, aunque me podría traer algún problema personal, en mí país. Pero simplemente cuento lo que ha pasado. Claro los argentinos cuando vieron un Papa argentino se olvidaron de todos los que estaban a favor o en contra del Papa argentino. Y los argentinos que no somos humildes, y que somos muy engreídos… ¿Usted sabe cómo se suicida un argentino?

-No…
-¿No? ¡Se sube arriba de su ego, y de ahí se tira abajo!

-Había oído muchos chistes pero este no…
-Somos muy… somos los campeones del mundo, después campeón San Lorenzo…

-Bueno, yo creo que es campeón el San Lorenzo por Usted. Le ha ido demasiado bien.
- Y nos agrandamos con facilidad realmente. Somos en eso muy, muy poco humildes, ¿no? Es decir, nos agrandamos con facilidad. La desmesura argentina, propia de nuestra manera de ser, un poco compadrita, pillada, somos los mejores de América, ese tipo de cosas ¿no cierto?

»Yo sé que mucha gente, sin quererlo, la mayoría, algunos queriéndolo, usan su venir acá o una carta mía o un llamado. Hay gente a la que yo llamo y nunca abre la boca. Y he llamado y nunca lo dijo ¿no? Enfermos, o que he mandado una carta y nunca la publicaron, otros sí ¿no cierto? Pero, si siento que yo debo hacer algo, lo hago y corro el riesgo. Y bueno, ¡qué va a ser!

-Volviendo ya a México. ¿Hay algo que le preocupa de México? Por ejemplo, las sectas, las sectas no es un problema sólo de México. Usted es latinoamericano, ha sido un protagonista de Aparecida, desgraciadamente en el sudeste de México hay ese problema, pero en muchos países de América Latina hemos visto cómo van avanzando, van ganando, ¿no? ¿Ahí qué ha pasado? ¿Ha fallado la Iglesia en algo? ¿Cómo se retoman a esas personas, ¿por qué? ¿Por qué dejaron a la Iglesia y se fueron hacia las sectas, ofrecen algo diferente, más concreto? ¿Usted cómo lo ve?
-Algo similar. Una cosa es que… los movimientos evangélicos, digo, después voy a distinguir entre sectas o no. Hablamos de todo el movimiento evangélico, sean secta o no. Lo que ofrecen, en general, es la "projimidad", la cercanía. Usted va un día al culto, y al domingo siguiente lo esperan en la puerta y le saben el nombre y lo saludan. Usted es persona.

»Nosotros, los católicos, muchas veces somos por ser multitudinarios, o sobre todo por un defecto muy grande que tenemos en América Latina, que es el clericalismo, ponemos distancia. El clericalismo en América Latina fue una de las trabas más grandes para el crecimiento del laicado. El laicado en América Latina solamente creció en la piedad popular. Ahí sí. Porque ahí es libre y el laico es creativo, y bueno, y tiene sus procesiones, sus cultos, pero organizativamente el laico no creció lo suficiente o no creció un poco por ese clericalismo que crea distancias. Entonces, volviendo a la pregunta, una de las cosas que en los movimientos evangélicos se provoca y crean es la cercanía. "¡Hola cómo te va, fulano!".

»Después hay una distinción entre movimientos evangélicos honestos, buenos, ¡eh! y movimiento sectario, ¿no? Por ejemplo hay propuestas religiosas que no son cristianas, no son cristianas, los mismos evangélicos no las quieren ver. Y ellos… Y hay sectas, algunas vienen de la teología de la prosperidad, ¿no es cierto? "Bueno, si vos venís, y que si yo… te va a ir bien", y qué se yo. Yo recuerdo una en Buenos Aires, que no fui yo, pero les pedí a unos amigos que fueran a ver qué sucedía, en una liturgia penitencial ¿no?

»Bueno, un libre y fervoroso discurso, una homilía fervorosa sobre el pecado y que Dios perdona y realmente una cosa bien hecha, y dicen "bueno ahora cada uno piense en sus pecados y bueno, vos que hiciste esto, y va recorriendo los mandamientos, y bueno, pedí perdón y para esto, tenés que dar una limosna de tanto". Estoy simplificando, ¿no? Bueno evidentemente que los evangélicos rechazan todo esto. Los evangélicos serios, ¿no?

»Después este fenómeno de usar lo religioso como comercio. Y bueno como en el caso de que uno hace un cursito por ahí y se abre un culto, ¿no? Pero yo distinguiría ¿no? No metería en la misma bolsa ¿no? O sea hay grupos que se dicen evangélicos y no son ni cristianos, y tanto evangélicos como nosotros los reconocemos así. De esto he hablado mucho una vez con un gran amigo mío, con quien compartí una cátedra de teología. Con esto hablé mucho con un gran amigo mío luterano, profesor de la Facultad de Teología luterana, sueco él, el pastor Anders Root, murió hace tres años, ya en Suecia, había vuelto ya a Suecia, con quien compartimos la Cátedra de Teología Espiritual.

»Yo lo invité cuando enseñaba en una Facultad católica Teología Espiritual. Hablábamos mucho. Éramos muy amigos. Y él hizo una tesis, tesis de habilitación, no de doctorado, sino de habilitación. La hizo sobre un movimiento, sedicente evangélico, pero que no es cristiano en el fondo y prueba por qué no es cristiano. Sé que en esto con los evangélicos, no sólo las Iglesias históricas, sino con los movimientos evangélicos, estamos de acuerdo en que hay sectas que no son algunas ni cristianas y otras que son un cachivache; para decir una palabra nuestra.

»Además, quisiera también hacer una distinción entre una palabra equívoca, sobre una palabra equívoca, el pentecostalismo. Hay pentecostales que más bien se asimilan a estas, a estos grupos que en el fondo no son cristianos, y hay pentecostales que trabajan con nosotros y tenemos reuniones juntas con el movimiento de Renovación en el Espíritu, católico. O sea que la cosa es muy, hay que ir caso por caso o saber dividir. No podemos embolsar a todos, ¿no cierto? igual.

»Bueno vuelvo a la pregunta, ¿por qué? Y porque le dan esa cercanía, después el anuncio de la Palabra. A veces nuestras homilías…, me contaba un sacerdote romano que fue a visitar a sus padres que viven en un pueblo cerca de Roma. Y el papá le dijo un día: "Che, ¿sabés?, estoy contento porque con mis amigos encontramos una iglesia donde dicen misa sin homilía".

»Es decir, hay homilías que son un desastre. Sí. No sé si la mayoría, pero no llegan al corazón. Son clases de teología o son cosas abstractas, o largas. Por eso en la Evangelii gaudium dediqué a la homilía tanto. Bueno, en general los pastores evangélicos tienen una cercanía y llegan al corazón, y preparan bien la homilía ¿no? Creo que en eso nosotros nos tenemos que convertir.

»Obviamente que el concepto protestante de la homilía es mucho más fuerte que el católico. En el inicio, ¿no es cierto?, para Lutero la homilía era un sacramento casi. Para nosotros era, bueno, una disertación o una catequesis y se la reducía a catequesis. Gracias a Dios los católicos hemos encontrado ya la teología de la predicación, donde la homilía tiene parte, es como un sacramental. Hay algo que lo pone Dios. Y es algo muy serio ¿no?

»Entonces claro, distancia, clericalismo, homilías aburridas; los otros ofrecen cercanía, "trabajá", "movéte", integración en el trabajo, Palabra de Dios ardiente; y se van. Un fenómeno que se da no con las Iglesias o comunidades eclesiales más serias, evangélicas, sino con éstos que son un poquitito flojos o que no son cristianos, y algunos quedan a mitad de camino. Y se van de casa y después ya tampoco no vuelven, es un problema este muy latinoamericano.

»En Argentina trabajábamos mucho juntos con los pastores. En Buenos Aires yo me reunía con un grupo de pastores amigos, y rezábamos juntos y organizamos tres retiros espirituales para pastores y para sacerdotes juntos. De varios días. Y venía, y predicaba o sacerdote católico y un pastor.

»Predicó una vez el obispo, que ya murió, Gretsch, de Australia, y dos veces el Padre Cantalamessa, por parte católica. Y por la parte de ellos, pastores también prestigiosos. Y ahí estamos, pastores, pastoras, curas, rezando juntos, haciendo nuestro retiro espiritual. Tres veces lo hicimos. Eso nos ayudó mucho. A los que más o menos estamos en la línea más seria ¿no? Y también hicimos tres encuentros ya entre católicos y evangélicos, en el Luna Park, que tiene capacidad para un poquito más de siete mil personas. También un día entero ¿no? En tres años diversos.

»Y también invitábamos a algunos pastores de afuera, a algún cura de afuera, Cantalamessa una vez estuvo. Y eso nos ayudaba a trabajar juntos los que estábamos en la línea seria ¿no? Entonces, ve, la palabra "sectas" se va como diluyendo. Me detuve mucho en esto por justicia, para no hacer una injusticia. Hermanos evangélicos que trabajan bien.

-Papa Francisco tenemos la suerte de que esta entrevista cae en el segundo aniversario de su elección. De esa noche inolvidable cuando Usted nos sorprendió a todos con su "buonasera", "los Cardenales me han ido a pescar hasta el fin del mundo", y bueno, y ese gesto de pedir la bendición. A mí se me enchina todavía la piel del recuerdo, porque fue un momento muy fuerte. Muchos no le atinamos a que Usted sería el Papa, porque nos fuimos un poco, la verdad le digo, porque pues decían que después de la renuncia del Papa Benedicto querían un Papa joven, sabíamos que Usted lo del Vaticano no era, como le dije una vez en el avión, santo de su devoción, que no le gustaba tanto venir por acá, que venía lo mínimo posible, entonces, bueno, yo la verdad, pensé que a lo mejor Usted diría que no… A ver, ¿qué pasó ese día, cuando se dio cuenta Usted de que, ya el nombre era éste, y que Usted saldría como Papa?
-La cosa fue muy sencilla. Yo me vine con una valijita chica porque hice el cálculo, y dije el Papa no va nunca a asumir en Semana Santa. Por lo tanto yo me puedo venir tranquilamente y estar el Domingo de Ramos en Buenos Aires. Dejé preparada la homilía del Domingo de Ramos sobre mi escritorio y me vine con lo necesario para esos días, aunque pensaba que podía ser un cónclave muy corto ¿no? De todas maneras, me preparé hasta lo más posible por si fuera largo de tal manera que tenía el boleto de vuelta. Lo podía cambiar o adelantar ¿no? Pero tenía asegurado ese.

»Además no estaba en ninguna lista de papables, gracias a Dios, pero ni se me pasó por la cabeza. En esto quiero ser sincero para evitar cuentos y eso. En las apuestas de Londres creo que estaba en el número 42 o 46. Un conocido mío, por simpatía apostó, ¡y le fue muy bien!

»Pero le tengo que recordar que fue una monja mexicana la que tuvo una gran intuición. Porque Usted el sábado antes de la elección comió en casa de su amigo, el Cardenal Lozano Barragán, y la madre Estela le dijo: "Eminencia, si lo hacen Papa Usted nos invita a comer allá arriba, ¡eh! La madre Estela me dijo así.

»Bueno y así empezó el cónclave. Los periodistas decían que a lo más yo era un kingmaker que, bueno, un elector, un gran elector, que indicaría a alguno. Y estuve en paz. Empezó la primera votación, el martes a la noche, segunda el miércoles a la mañana, tercera el miércoles antes del almuerzo y. El fenómeno de las votaciones ahí en, siempre, no sólo en el cónclave, en estos grupos, es un fenómeno interesante.

»Hay candidatos ya, fuertes. Pero mucha gente que no sabe dónde dar el voto. Entonces elige seis, siete, que son los votos depósito. Entonces yo deposito el voto en Usted y cuando veo ya quien va se lo doy. O sea, son, es como una "provisoriedad". Eso es general en las votaciones de grupos grandes, no cierto. O sea sí, yo tenía algunos votos, pero depósito.

-¿Es cierto que en el cónclave anterior había tenido unos cuarenta? ¿Se puede decir?
-No.

-Eso dijeron.
-Sí, bueno, dijeron.

-Algún cardenal dijo... 
-Bueno, dejémoslo al cardenal. Aunque yo podría decirlo porque ahora yo tengo la autoridad para decirlo. Pero mejor. Dejémoslo que lo haya dicho el cardenal. Pero nada. Realmente, hasta ese mediodía, nada.

»Y después pasó algo, no sé. En el almuerzo, yo vi algún signo raro, pero. Me preguntan por la salud, esas cosas que… y ya cuando volvimos a la tarde, se cocinó el pastel ¿no? En dos votaciones se acabó todo ¿no? O sea que para mí también fue una sorpresa.

»¿Qué me pasó a mí? En la primera votación de la tarde cuando yo vi que ya eso ya podía ser irreversible, lo tenía al lado – y esto lo quiero contar porque hace a la amistad – al cardenal Hummes, que para mí es un grande. A la edad que tiene, es el Delegado de la Conferencia Episcopal para la Amazonia. Y va allá y se mete y va en barca y va, y va visitando las iglesias, y lo tenía al lado, y ya a la mitad de la primera votación de la tarde – hubo dos, porque hubo una segunda – cuando se vio la cosa, se me acercaba así, me decía: "No te preocupes, así obra el Espíritu Santo". Me causaba gracia.

»Después, en la segunda votación cuando se alcanzaron los dos tercios, siempre se aplaude ¿no? En todos los cónclaves aplauden. Y sí el escrutinio. Y él ahí sí me besó y me dijo: "No te olvides de los pobres". Y eso me empezó a dar vueltas en la cabeza y fue lo que provocó la elección del nombre, después, ¿no? Yo, mientras la votación, rezaba el Rosario, solía rezar los tres Rosarios diarios, tenía mucha paz. Yo diría que hasta inconsciencia.

»Lo mismo cuando se dio la cosa, y para mí ese fue un signo de que Dios quería eso. La paz. Hasta el día de hoy no la he perdido. Pero es algo de adentro, que, como un regalo ¿no? Y después, qué es lo que hice, no sé. Me hicieron parar. Me preguntaron si aceptaba. Dije que sí. No sé si me hicieron jurar algo, no me acuerdo.

»Estaba en paz. Fui, me cambié la sotana. Y salí y quise primero ir a saludar al cardenal Días, que estaba allá en su silla de ruedas, y después saludé a los cardenales. Después le pedí al Vicario de Roma y al cardenal Hummes, por amigo, que me acompañaran. ¡Cosa que no estaba prevista en el protocolo!

-Ahí empezaron sus problemas con el protocolo, creo.
-¿Qué sabía? Yo puse ahí a…

-Esa fue la primera de muchas.
-Y fuimos a rezar a la capilla Paulina, mientras el Cardenal Tauran anunciaba el nombre. Después salí y yo no sabía lo que iba a decir. Y bueno, de todo lo demás son testigos ustedes.

»Sentí profundamente que un ministro necesita la bendición de Dios, pero también la de su pueblo. No me atreví a decir que el pueblo me bendijera. Simplemente dije: "Pueblo, recen para que Dios, a través suyo, me bendiga". Pero me fue saliendo todo espontáneo.

»Igual lo de rezar por Benedicto. Decía, no, no sé, no preparé nada. Salió solo.

-¿Y le gusta ser Papa?
-¡No me disgusta!

-Porque uno se hubiera imaginado que no le hubiese gustado ser Papa.
-No, no. Una vez dada la cosa después se hace.

-¿Qué es lo que le gusta y qué lo que no le gusta tanto de ser Papa? ¿O le gusta todo?
-Sí, lo único que me gustaría es poder salir un día, sin que nadie me conociera, e irme a una pizzería a comer una pizza.

-¡Eso estaría muy bien!
-Voy a esto, no, esto lo digo como ejemplo. En Buenos Aires yo era muy callejero. Iba, venía por las parroquias, y claro cambiar de hábitos y estar… eso me cuesta un poquito, pero, no, no sé, se arregla, se habitúa. Se encuentra otra manera de callejear: el teléfono, el…

-Y lo de que no le gustaba tanto el Vaticano, eso no es ningún secreto. No le gustaba mucho venir. Y ahora que está desde hace dos años acá adentro, ¿le gusta un poco más o un poco menos?
-No. No sólo el Vaticano. Esto lo tengo que aclarar. Creo que mi gran penitencia son los viajes. A mí no me gusta viajar. Yo soy muy pegado al hábitat, es una neurosis. Una vez leí un libro muy lindo que se llama: Alégrese de ser neurótico.

»Entonces, uno tiene que descubrir las neurosis que tiene, cebarle mate todos los días, tratarla bien, para que no le haga daño ¿no?

»Y bueno una de mi, yo digo, de mis neurosis, o de mi modo de ser, es estar muy pegado al hábitat. O sea todo viaje, no me gusta. Y venía a Roma y por ahí no me gustaba, porque algún ambiente de chisme, y eso no, por eso venía y me iba enseguida ¿no? Si Benedicto asumió al mediodía, y a la tarde ya estaba arriba del avión ¿no? es decir.

»Y ahora no me disgusta. Acá hay gente muy buena. El hecho de vivir acá me ayuda mucho.

-¿Le gusta estar aquí en Santa Marta?
-Es simplemente porque hay gente. Yo allá solo, no hubiera soportado. No porque sea lujoso, como algunos dicen, no. No es lujoso. El apartamento no es lujoso. Es grande. Pero esa soledad no la hubiera tolerado. Venir aquí, comer en el comedor, donde está toda la gente, tener la Misa esa donde cuatro días a la semana viene gente de afuera, de las parroquias, me da un poquitito de holgura espiritual. Me gusta mucho eso.

-¿No se siente solo?
-No, no, no. En serio que no.

-Papa Francisco, hay algo que nos preocupa un poco. Porque ha habido varias ocasiones en los vuelos, que es donde nosotros tenemos la oportunidad de hablar con Usted, que Usted dice: "Bueno, en dos o tres años vuelvo a la Casa del Padre…"; luego viene alguien que está organizando una feria, un congreso, de aquí a cinco años, a diez. Y usted dice: "Bueno, le deseo lo mejor, pero yo no estará ahí". Cosas por el estilo. ¿Por qué tenemos la sensación de que Usted, por un lado, es como si tuviera prisa, en su forma de actuar?, y por otra, ¿por qué como que parecería como que viera su Pontificado a breve plazo? Su edad es su edad, pero quiero decir que con lo largo que se vive hoy, son pocos años, en realidad, no es relativo. ¿Por qué tiene esa sensación, por qué de repente nos dice estas cosas?
-Yo tengo la sensación que mi Pontificado va a ser breve. Cuatro o cinco años. No sé, o dos, tres. Bueno dos ya pasaron. Es como una sensación un poco vaga. Le digo, capaz que no. Por ahí es como la psicología del que juega y entonces cree que va a perder para no desilusionarse después. Y si gana está contento ¿no? No sé qué es. Pero tengo la sensación que el Señor me pone para una cosa breve, nomás y… Pero es una sensación. Por eso tengo siempre la posibilidad abierta ¿no?

-Y Usted nos ha dicho también que seguiría el ejemplo del Papa Benedicto, en caso de que se diera cuenta de que no… Eso cambia un poco la idea del Papado. Porque estábamos acostumbrados, antes de la época moderna, quiero decir, para nosotros el Papa era una Institución. Pues el Espíritu Santo… se creaba y, hasta la muerte ¿no?
-Bueno, hubo algunos cardenales en el pre cónclave, en las Congregaciones Generales, que se plantearon el problema teológico, muy interesante, muy rico ¿no? Yo creo que lo que hizo el Papa Benedicto fue abrir una puerta. Hace setenta años, no existían los Obispos eméritos. Y hoy tenemos mil cuatrocientos. O sea se llegó a la idea de que un hombre después de los 75, alrededor de esa edad, no puede llevar el peso de una Iglesia particular. En general. Creo que, lo que hizo Benedicto con mucha valentía fue abrir la puerta de los Papas eméritos.

»A Benedicto no hay que considerarlo como una excepción. Sino como una Institución. Por ahí sea el único en mucho tiempo, por ahí no sea el único. Pero es una puerta abierta institucional. Hoy día el Papa emérito no es una cosa rara, sino que se abrió la puerta, que pueda existir esto.

-Se podría pensar como en los Obispos, no sé, un Papa que renuncia a los 80 años. Que haya esa posibilidad.
-También. Se puede, pero a mí eso no me gusta mucho, ponerle edad. Porque creo que el Papado tiene algo de... de última instancia. Es una gracia especial. Para algunos teólogos el Papado es un Sacramento, es un Sacramento, los alemanes son muy creativos en todas estas cosas. Yo no creo eso, pero vamos... Quiere decir que hay algo especial. Entonces decir ´bueno, éste está a los 80´, crea una sensación de fin, de Pontificado que no haría bien. Previsible ¿no?

»Yo no soy de la idea de poner una edad, pero sí soy de la idea de lo que hizo Benedicto. Yo lo vi el otro día en el Consistorio. Estaba feliz, contento. Respetado por todo el mundo. Yo lo voy a visitar. A veces le hablo por teléfono. Como dije, es como tener al abuelo sabio, en casa. Uno puede pedir consejo. Leal a muerte. La cosa de Benedicto, no sé si ustedes la recuerdan, cuando lo despedimos, el 28 de febrero, en la Sala Clementina, él dijo: "Entre ustedes está mi Sucesor, le prometo lealtad, fidelidad y obediencia". Y lo cumple. Hombre de Dios.

[la entrevista, con 16 preguntas más, sigue aquí ]



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El Papa Francisco anuncia que la Iglesia celebrará un gran Año Jubilar dedicado a la Misericordia - ReL

El Papa Francisco anuncia que la Iglesia celebrará un gran Año Jubilar dedicado a la Misericordia - ReL

El Papa Francisco anuncia que la Iglesia celebrará un gran Año Jubilar dedicado a la Misericordia

El Papa Francisco ha anunciado este viernes, 13 de marzo de 2015, en la Basílica de San Pedro, la celebración de un Año Santo extraordinario. Este Jubileo de la Misericordia comenzará el presente año con la apertura de la Puerta Santa en la Basílica Vaticana durante la solemnidad de la Inmaculada Concepción, 8 de diciembre, y concluirá el 20 de noviembre de 2016 con la solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo.

El Santo Padre, al inicio del año, exclamó: "Estamos viviendo el tiempo de la misericordia. Este es el tiempo de la misericordia. Hay tanta necesidad hoy de misericordia, y es importante que los fieles laicos la vivan y la lleven a los diversos ambientes sociales. ¡Adelante!"

El anuncio se ha realizado coincidiendo con el segundo aniversario de la elección del papa Francisco, durante la homilía de la celebración penitencial con la que el Santo Padre ha dado inicio a la 24 horas para el Señor, iniciativa propuesta por el Pontificio Consejo para la promoción de la Nueva Evangelización para promover en todo el mundo la apertura extraordinaria de las iglesias y favorecer la celebración del sacramento de la Reconciliación. El tema de este año ha sido tomado de la carta de San Pablo a los Efesios: "Dios rico en misericordia" (Ef 2,4).

La apertura del próximo Jubileo adquiere un significado especial ya que tendrá lugar en el quincuagésimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II, ocurrida en 1965. Será por tanto un impulso para que la Iglesia continúe la obra iniciada con el Vaticano II, ha informado la Oficina de Prensa de la Santa Sede en un comunicado.

Durante el Jubileo las lecturas para los domingos del tiempo ordinario serán tomadas del Evangelio de Lucas, conocido como "el evangelista de la misericordia". Dante Alighieri lo definía "scriba mansuetudinis Christi", "narrador de la mansedumbre de Cristo". Son bien conocidas las parábolas de la misericordia presentes en este Evangelio: la oveja perdida, la moneda extraviada, el padre misericordioso.

El anuncio oficial y solemne del Año Santo tendrá lugar con la lectura y publicación junto a la Puerta Santa de la Bula, el Domingo de la Divina Misericordia, fiesta instituida por San Juan Pablo II que se celebra el domingo siguiente a la Pascua.

Antiguamente, para los hebreos el jubileo era un año declarado santo, que recurría cada 50 años, y durante el cual se debía restituir la igualdad a todos los hijos de Israel, ofreciendo nuevas posibilidades a las familias que habían perdido sus propiedades e incluso la libertad personal. A los ricos, en cambio, el año jubilar les recordaba que llegaría el tiempo en el que los esclavos israelitas, llegados a ser nuevamente iguales a ellos, podrían reivindicar sus derechos. "La justicia, según la ley de Israel, consistía sobre todo en la protección de los débiles (S. Juan Pablo II, Tertio Millennio Adveniente 13).

La Iglesia católica inició la tradición del Año Santo con el Papa Bonifacio VIII, en el año 1300. Este Pontífice previó la realización de un jubileo cada siglo. Desde el año 1475 – para permitir a cada generación vivir al menos un Año Santo – el jubileo ordinario comenzó a espaciarse al ritmo de cada 25 años. Un jubileo extraordinario, en cambio, se proclama con ocasión de un acontecimiento de particular importancia.

Los Años Santos ordinarios celebrados hasta hoy han sido 26. El último fue el Jubileo del año 2000. La costumbre de proclamar Años Santos extraordinarios se remonta al siglo XVI. Los últimos de ellos, celebrados el siglo pasado, fueron el de 1933, proclamado por Pío XI con motivo del XIX centenario de la Redención, y el de 1983, proclamado por Juan Pablo II por los 1950 años de la Redención.

La Iglesia católica ha dado al jubileo hebreo un significado más espiritual. Consiste en un perdón general, una indulgencia abierta a todos, y en la posibilidad de renovar la relación con Dios y con el prójimo. De este modo, el Año Santo es siempre una oportunidad para profundizar la fe y vivir con un compromiso renovado el testimonio cristiano.

Con el Jubileo de la Misericordia, el papa Francisco pone al centro de la atención el Dios misericordioso que invita a todos a volver hacia Él. El encuentro con Él inspira la virtud de la misericordia.

El rito inicial del jubileo es la apertura de la Puerta Santa. Se trata de una puerta que se abre solamente durante el Año Santo, mientas el resto de años permanece sellada. Tienen una Puerta Santa las cuatro basílicas mayores de Roma: San Pedro, San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros y Santa María Mayor. El rito de la apertura expresa simbólicamente el concepto que, durante el tiempo jubilar, se ofrece a los fieles una "vía extraordinaria" hacia la salvación.

Luego de la apertura de la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro, serán abiertas sucesivamente las puertas de las otras basílicas mayores.

La misericordia, tema de Francisco

La misericordia es un tema muy sentido por el papa Francisco quien ya como obispo había escogido como lema propio "Miserando atque eligendo". Se trata de una cita tomada de las homilías de san Beda el Venerable, el cual, comentando el episodio evangélico de la vocación de San Mateo, escribe: "Vidit ergo lesus publicanum et quia miserando atque eligendo vidit, ait illi Sequere me" (Vio Jesús a un publicano, y como le miró con sentimiento de amor y le eligió, le dijo: Sígueme). Esta homilía es un homenaje a la misericordia divina. Una traducción del lema podría ser: "Con ojos de misericordia".

En el primer Ángelus después de su elección, el Santo Padre decía que: "Al escuchar misericordia, esta palabra cambia todo. Es lo mejor que podemos escuchar: cambia el mundo. Un poco de misericordia hace al mundo menos frío y más justo. Necesitamos comprender bien esta misericordia de Dios, este Padre misericordioso que tiene tanta paciencia" (Ángelus del 17 de marzo de 2013).

También este año, en el Ángelus del 11 de enero, manifestó: "Estamos viviendo el tiempo de la misericordia. Este es el tiempo de la misericordia. Hay tanta necesidad hoy de misericordia, y es importante que los fieles laicos la vivan y la lleven a los diversos ambientes sociales. ¡Adelante!" Y en el mensaje para la Cuaresma del 2015, el Santo Padre escribe: "Cuánto deseo que los lugares en los que se manifiesta la Iglesia, en particular nuestras parroquias y nuestras comunidades, lleguen a ser islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia".

En el texto de la edición española de la exhortación apostólica Evangelii gaudium el término misericordia aparece 29 veces.

El papa Francisco ha confiado al Pontificio Consejo para la promoción de la Nueva Evangelización la organización del Jubileo de la Misericordia.

La homilía penitencial en San Pedro
El sacramento de la Reconciliación nos permite acercarnos con confianza al Padre para tener la certeza de su perdón. Él es verdaderamente rico en misericordia y la extiende con abundancia sobre quienes acuden a Él con corazón sincero. Lo ha recordado esta tarde el papa Francisco, que ha presidido una Liturgia Penitencial en la Basílica de San Pedro, unido a muchos cristianos que en todas las partes del mundo, "han acogido la invitación a vivir este momento como signo de la bondad del Señor". Esta tarde el Papa ha recordado a los fieles que Dios perdona todo, Dios perdona siempre. Nunca se asusta de nuestros pecados.

Durante su discurso, el Papa ha señalado que Dios no cesa nunca de mostrar la riqueza de su misericordia a lo largo de los siglos. "Ser tocados con ternura de su mano y plasmados por su gracia nos permite, por tanto, acercarnos al sacerdote sin temor por nuestras culpas, pero con la certeza de ser acogidos por él en el nombre de Dios, y comprendidos a pesar de nuestras miserias", ha recordado el Papa. Saliendo del confesionario --ha asegurado-- sentiremos su fuerza que dona de nuevo la vida y restituye el entusiasmo de la fe.

Haciendo referencia al pasaje del Evangelio leído anteriormente (Lc 7, 36-50), de la mujer pecadora en la casa del fariseo, el Papa ha hecho referencia a dos palabras concretas: amor y juicio.

"Está el amor de la mujer pecadora que se humilla delante del Señor, pero antes aún está el amor misericordioso de Jesús por ella, que la empuja a acercarse", ha indicado. Cada gesto de esta mujer --ha explicado el Santo Padre-- habla de amor y expresa su deseo de tener una certeza inquebrantable en su vida: la de haber sido perdonada. Y es Jesús quien da esta certeza a la mujer: "acogiéndola le demuestra el amor de Dios por ella". De este modo, el Pontífice ha señalado que el amor y el perdón son simultáneos. Para ella, "no habrá ningún juicio sino el que viene de Dios, y este es el juicio de la misericordia". "El protagonista de este encuentro es ciertamente el amor que va más allá de la justicia", ha indicado el Papa.

Por otro lado está el ejemplo de Simón el fariseo, que "no consigue encontrar el camino del amor". "En sus pensamientos invoca solo la justicia y haciendo eso se equivoca", ha advertido. Así, Francisco ha explicado que "la llamada de Jesús empuja a cada uno de nosotros a no pararnos nunca en la superficie de las cosas, sobre todo cuando estamos delante de una persona". Estamos llamados --ha añadido-- a mirar más allá, a centrarnos en el corazón para ver de cuánta generosidad es capaz. El Santo Padre ha afirmado que "nadie puede ser excluido de la misericordia de Dios, todos conocen el camino para acceder a ella y la Iglesia es la casa que acoge a todos y no rechaza a nadie". Sus puertas, ha proseguido el Papa, permanecen abiertas, "para que los que son tocados por la gracia puedan encontrar la certeza del perdón".

Asimismo, Francisco ha afirmado que cuanto más grande es el pecado, mayor debe ser el amor que la Iglesia expresa hacia aquellos que se convierten.

El Papa ha explicado al finalizar su discurso que ha pensado a menudo cómo la Iglesia pueda hacer más evidente su misión de ser testimonio de la misericordia. Por eso, Francisco ha anunciado un Jubileo extraordinario que tendrá su centro en la misericordia de Dios, "un Año Santo de la Misericordia". Estoy seguro --ha observado el Santo Padre-- que toda la Iglesia podrá encontrar en este Jubileo la alegría para redescubrir y hacer fecunda la misericordia de Dios, con la cual todos estamos llamados a dar consolación a cada hombre y cada mujer de nuestro tiempo.

Como ya hizo el año pasado en esta misma celebración penitencial, el Santo Padre se ha acercado a un confesionario antes de ser él el que cofesara a algunos fieles.

Durante la celebración, los fieles presentes en la Basílica han podido acercarse a los confesionarios para recibir el sacramento de la reconciliación.


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