De Corazón a corazón: Sant 1,1-11 ("Considerad como un gran gozo si estáis rodeados por toda clase de pruebas"); Mc 8,11-13 (“No se les dará ninguna señal… Se fue a la orilla opuesta”)

Contemplación, vivencia, misión: A Jesús se le quiere manipular, como si fuera un quita y pon, un objeto de adorno. Es el mismo problema “religioso” en todas partes: a Dios se le quiere según los propios baremos. Y se le piden cuentas de todo y de todos. Pero Dios nos ama tal como somos y nos quiere libres; por esto respeta nuestra libertad y no nos concede nuestras tonteras. La vida sólo tiene solución si se hace desposorio con Cristo, el Hijo amado por el Padre y zarandeado por la historia, probado y sin privilegios. En las pruebas, Jesús no dice: te acompaño, ¿me quieres completar?

*En el día a día con la Madre de Jesús: Tenemos en “vasos de barro” el tesoro de la vocación a ser santos y apóstoles. Si vivimos en fraternidad el seguimiento y la misión de Jesús (“con su Madre”: Jn 2,12), es posible perseverar gozosamente en la siembra del Evangelio.

*Alegría del Evangelio, renovación misionera: “Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación” (Evangelii Gaudium, n.27)