De Corazón a corazón: 1Sam 15,16-23 (Saúl reprendido por Samuel: "La obediencia es mejor que el sacrificio"); Mc 2,18-22 ("Vendrán días en que les quiten al esposo, y entonces ayunarán… el vino nuevo se echa en odres nuevos")

Contemplación, vivencia, misión: "Esposo" equivale a "consorte", que convive y comparte la misma vida. Así es Jesús, el "Emmanuel", Dios con nosotros. Cuando, ante una catástrofe, nos preguntamos "¿dónde está Dios?", la única respuesta suya es: "te acompaño". En el fondo está la cruz, donde también el Padre dice: "Es mi Hijo amado". Otro modo de vivir la religión, es trampa y cartón, como hacía Saúl, que no quiso "obedecer", es decir, escuchar la voz del Dios de una Alianza o designio de amor.

En el día a día con la Madre de Jesús: "No tienen vino", había dicho María en las bodas de Caná. Aceptando el mensaje de Jesús, la vida se renueva de modo inimaginable, a la luz de "su hora", cuando mostrará su "amor hasta el extremo" (Jn 13,1).

*Alegría del Evangelio, renovación misionera: "En toda la vida de la Iglesia debe manifestarse siempre que la iniciativa es de Dios, que «Él nos amó primero» (1 Jn 4,19)… Esta convicción nos permite conservar la alegría en medio de una tarea tan exigente y desafiante que toma nuestra vida por entero. Nos pide todo, pero al mismo tiempo nos ofrece todo" (Evangelii Gaudium, n.13)