De Corazón a corazón: Sab 18,14-19,9 ("Cuando un sosegado silencio todo lo envolvía… tu Palabra omnipotente saltó del cielo"); Lc 18,1-8 ("Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche, y les va a hacer esperar?")

Contemplación, vivencia, misión: Orar sin interrupción es vivir la vida tal como está programada por el Señor: dejarse acompañar por él y por su amor. Nuestros deseos los ha sembrado él en nuestro corazón; nosotros los "matizamos" o "tiznamos" con nuestro egoísmo; por esto conviene vivir en relación personal con él con los hermanos. Su mirada y su presencia nos purifican, iluminan, transforman. Su Palabra personal, el Verbo, la recibimos cuando entramos en su "silencio", haciendo callar todo lo que no suene a amor, "estando con quien sabemos que nos ama" (Santa Teresa)

*En el día a día con la Madre de Jesús: Cuando María y José buscaban al niño Jesús perdido en el templo, su búsqueda era oración muy comprometida. El deseo de estar con el Señor es ya oración. Quien lo desea, ya comienza a encontrarlo.

AÑO DE LA FE: "La fe se transmite, por así decirlo, por contacto, de persona a persona, como una llama enciende otra llama" (Lumen Fidei, n.37)