De Corazón a corazón: 2Re 5,1-15 ("Naamán… se sumergió siete veces en el Jordán… y quedó limpio"); Lc 4,24-30 ("Le arrojaron fuera de la ciudad - Nazaret -… para despeñarlo… Se marchó")

Contemplación, vivencia, misión: El camino hacia la Pascua es camino de "bautismo" y pasa por "Nazaret". El magnate Naamán exigía ceremonias deslumbrantes para curar de su lepra. La verdadera sanación tiene lugar en el corazón de quien se quiere "bautizar" ("esponjar") en los mismos "sentimientos" de Jesús, que "se humilló" y, por esto, "fue exaltado" (Fil 2,5ss). La vivencia de esta fe no estará nunca de moda, porque pasa por el Calvario, aunque no termine en él.

*En el día a día con la Madre de Jesús: A Jesús le llamaron "hijo de José", "hijo de María". Vivió nuestro "día a día" en Nazaret y lo insertó en el suyo y en el de su Madre y nuestra.
AÑO DE LA FE: "La fe precede a la caridad, pero se revela genuina sólo si culmina en ella. Todo parte de la humilde aceptación de la fe («saber que Dios nos ama»), pero debe llegar a la verdad de la caridad («saber amar a Dios y al prójimo»), que permanece para siempre, como cumplimiento de todas las virtudes (cf. 1 Cor 13,13)" (Benedicto XVI, Mensaje Cuaresma 2013). Así es la herencia recibida de Benedicto XVI. Si vivimos dentro del Cenáculo orando por el próximo sucesor de Pedro, los "aguaceros" resbalan en el tejado…