De Corazón a corazón: "Grita de gozo y regocíjate, hija de Sión, pues he aquí que yo vengo a morar dentro de ti" (Zac 2,14); "Escucha, hija, mira y pon atento oído, olvida tu pueblo y la casa de tu padre, y el rey se prendará de tu belleza. El es tu Señor" (Sal 45,11-12); «Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre»  (Mt 12,49-50).

Contemplación, vivencia, misión: El primer momento de la existencia de María fue "lleno de gracia" (Inmaculada). El primer momento "consciente" (cuándo?) fue totalmente para Dios. Así preparó su "fiat", para recibir al Verbo antes en su Corazón que en su seno. Recibió a Dios Amor y se hizo templo del Amor para todos. Su "sí" es el nuestro, el único que da sentido gozoso a la vida. Y así se abrió camino hacia la resurrección en Cristo, para ser, junto a toda la humanidad, una familia de "hijos de Dios". Los años de infancia de María (prescindiendo de sus circunstancias concretas), fueron el ensayo de un "sí" de donación total (repitiendo la "shemá" y la respuesta a la Alianza).

Con María la Madre de Jesús: Aquella realidad vivencial y consciente de la "llena de gracia" (quizá desde sus tres años en el templo) forma parte de nuestra biografía. Ella era toda querida por Dios para ser Madre de Jesús y nuestra. Jesús nos la dio tal como era.