Cristo se ha hecho oblación-donación perfecta, ilumina nuestro camino histórico, nos acompaña, nos espera…

Hebreos 4,14: "Teniendo, pues, tal Sumo Sacerdote que penetró los cielos ‑  Jesús, el Hijo de Dios ‑ mantengamos firmes la fe que profesamos".

Hebreos 6,12: "De forma que no os hagáis indolentes, sino más bien imitadores  de aquellos que, mediante la fe y la perseverancia, heredan las promesas".

Hebreos 10,38: "Mi justo vivirá por la fe".

Hebreos 10,39: "Pero nosotros no somos  cobardes para perdición, sino  creyentes para salvación del alma".

Hebreos 11,1: "La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las  realidades que no se ven".

Hebreos 11,2: "Por ella fueron alabados nuestros mayores".

Hebreos 11,3: "Por la fe, sabemos que el universo fue formado por la palabra  de Dios, de manera que lo que se ve resultase de lo que no aparece".

Hebreos 11,6: "Ahora bien, sin fe es imposible agradarle, pues el que se acerca a Dios ha de creer que existe y que recompensa a los  que le buscan".

Hebreos 11,8: "Por la fe, Abraham, al ser llamado por Dios, obedeció y salió para el lugar que había de recibir en herencia, y salió sin saber a dónde iba".

Hebreos 11,9: "Por la fe, peregrinó por la Tierra Prometida como en tierra extraña, habitando en tiendas, lo mismo que Isaac y Jacob, coherederos de las mismas promesas".

Hebreos 11,10: "Pues esperaba la ciudad asentada sobre cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios".

Hebreos 11,17: "Por la fe, Abraham, = sometido a la prueba, presentó a Isaac  como ofrenda, y el que había recibido las promesas, ofrecía a su unigénito".

Hebreos 11,29: "Por la fe, atravesaron el mar Rojo como por una tierra seca".

Hebreos: 12,1-2: "Por tanto, también nosotros, teniendo en torno nuestro tan gran nube de testigos, sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y corramos con fortaleza la prueba que se nos propone, fijos los ojos en Jesús, el que inicia y consuma la fe, el cual, en lugar del gozo que se le proponía, soportó  la cruz sin miedo a la ignominia y está sentado a la diestra del trono de Dios".

Hebreos 12,22-24: "Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sión, a la  ciudad de Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, reunión solemne y asamblea de los primogénitos inscritos en los cielos, y a Dios, juez universal, y a los espíritus de los justos llegados ya a su consumación, y a Jesús, mediador de una nueva Alianza, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel".

Hebreos 13,8: "Ayer como hoy, Jesucristo es el mismo, y lo será siempre".

Hebreos 13,13-15: "Así pues, salgamos donde él, fuera del campamento, cargando con su oprobio; que no tenemos aquí ciudad permanente, sino que andamos buscando la del futuro. Ofrezcamos sin cesar, por medio de él, a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que celebran su nombre".