De Corazón a corazón: 2Tes 2,1-3.14-17 ("Dios os ha escogido desde el principio para salvaros por la acción santificadora del Espíritu… nos ha amado"); Mt 23,23-26 ("Descuidáis lo más importante: la justicia, la misericordia, la fe")

Contemplación, vivencia, misión: Todos estamos "vocacionados" según un designio de Dios, que nos ama en Cristo su Hijo y nos comunica la vida nueva del Espíritu Santo. Todo lo que no corresponda a este proyecto de Dios, es hojarasca o fantasía. Sin esta perspectiva, se inventan "mesianismos" y anuncios de desastres apocalípticos, que no tienen que ver nada con los latidos del Corazón de Cristo. "Mi peso es el amor", decía San Agustín.

En el día a día con la Madre de Jesús: María (con José y el niño Jesús) cumplía todos los años con la fiesta de Pascua, peregrinando a Jerusalén (Lc 2,41); de la presencia y de la "ausencia" de Jesús (cuando se perdió en el templo) aprendió el sentido del dolor, profundizando en su maternidad de misericordia para todos los que buscan la verdad y el bien.

Para San Agustín, ver Año Litúrgico (Santos).