De Corazón a corazón: Ez 28,1-10 ("Me fue dirigida la Palabra de Dios"); Mt 19,23-30 ("Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido")

Contemplación, vivencia, misión: Para escuchar a Dios, que nos habla de corazón a corazón, hay que quitar los enredos que obstaculizan su llamada de amor eterno. Nuestras preferencias engañosas sólo se disipan en sintonía con el corazón de Cristo, que nos tiene a todos en él como parte de su misma existencia. Seguirle "de corazón" equivale a no anteponer nada a su amor. A Cristo no se le encuentra elaborando una teoría sobre él, sino en un proceso de conocerle amando (cfr. Jn 14,21).

*En el día a día con la Madre de Jesús: Los momentos más privilegiados del encuentro con Cristo suelen ser cuando hemos sido tocados por su "cruz" y la hemos acogido "de pie", como María (Jn 19,25). Entonces nace la paz en el corazón y nos disponemos a contagiar a lo demás del amor a Cristo.