De Corazón a corazón: Miq 7,14-15.18-20 ("Apacienta tu rebaño… Se compadece en el amor"); Sal 85,2; Mt 12,46-50 ("Mi madre y mis hermanos")

Contemplación, vivencia, misión: Cuando se escucha la Palabra de Dios con el corazón abierto, entonces se descubre al Señor como "familiar", casi como mendigo de nuestro amor, ya en el Antiguo Testamento: "escucha", "amarás", "mi Pueblo", "estoy contigo". Por esto se compadece con amor tierno de padre y madre. Así se explica que Jesús, Dios hecho hombre ("Emmanuel", Dios con nosotros), nos tenga a todos en su corazón: "mi madre", "mis hermanos", "mi Iglesia-familia". En Jesús encontramos el rostro y el corazón humano de Dios.

* En el día a día con María la Madre de Jesús: Para ser familia de Jesús se requiere aceptarle en el corazón, como auscultando sus sentimientos o latidos, como María su Madre y nuestra (cfr. Lc 2,19.51).