De Corazón a corazón: Am 7,10-17 ("Yo no soy profeta… El Señor me dijo: ve a profetizar a mi pueblo Israel"); Sal 19,8 Mt 9,1-8 ("Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados")

Contemplación, vivencia, misión: La cercanía de Jesús es de corazón a corazón. Cada persona es recuperable por ser parte de su misma biografía. Sólo él, Dios hecho hombre, puede asumir nuestro pecado, lavarlo con su sangre (es decir, con su vida donada) y hacernos partícipes de su misma vida divina. Este lenguaje profético no se entiende si uno no ha encontrado a Cristo en su vida.

* En el día a día con la Madre de Jesús: Quien no ha experimentado este amor misericordioso de Jesús, no sabe perdonar. Sólo es "profeta" quien sabe "hablar" de misericordia con su propia vida. La "llena de gracia" cantó la "misericordia" divina en el momento en que quedó santificado el Precursor (Juan Bautista), que sería "mucho más que profeta" (Mt 11,9).