De Corazón a corazón: Lam 2,2.10-14.18-19 ("Se agotan de lágrimas mis ojos… por el desastre de la hija de mi pueblo… ¿Quién te podrá salvar?"); Sal 74,1; Mt 8,5-17 ("No soy digno… Él tomó nuestras flaquezas")

Contemplación, vivencia, misión: La historia humana es una herencia común, que se aquilata y purifica con la aportación de todos. Cuando intuimos alguna miseria humana, también en nuestra familia eclesial, hay que mirar con la mirada de Jesús, que "cargó con nuestras enfermedades". No se entiende por qué todo lo que nos rodea es don de Dios Amor, mientras nosotros vivimos de las prisas y en una "fuga" suicida. "Mil gracias derramando, pasó por estos sotos con presura, y yéndolos mirando, con sola su figura, vestidos los dejó de hermosura". Es la "contemplación del amor" según San Juan de la Cruz. "Desde todas partes me dicen que te ame" (San Agustín).

*En el día a día con la Madre de Jesús: La oración de un pagano ("no soy digno") es ahora oración de toda la Iglesia. También él era "el hermano por quien Cristo ha muerto" (Rom 14,15). María se consideraba "sierva" humilde, siendo "Madre de Dios" y "Madre de la Misericordia". El verdadero "crisol" es siempre el Corazón de Cristo, que quiso la sintonía de corazón de su Madre, "de pie junto a la cruz".