De Corazón a corazón: 2Re 22,8-13; 23,1-3 (Hallazgo del libro de la Ley. "Todo el pueblo confirmó la Alianza"); Sal 119,33; Mt 7,15-20 ("Por sus frutos los reconoceréis")

Contemplación, vivencia, misión: La presencia y la Palabra de Dios son una realidad viva, que radica en el corazón del ser humano y, de modo especial, en la historia de salvación centrada en Cristo, Verbo (Palabra) y Emmanuel (Dios con nosotros). Pero, a veces, los espejismos desvían el corazón y la conducta, y entonces todo parece silencio y ausencia, caos y confusión.

* En el día a día con la Madre de Jesús: El mensaje evangélico resuena con autenticidad allí donde la vida quiere ser una respuesta al amor de Dios hacia cada uno y hacia toda la humanidad. Este fruto es auténtico y deja una huella imborrable, como el "Magníficat" de María, ya grabado en el corazón y hecho vida personal y comunitaria.