De Corazón a corazón: Sab 1,13-15; 2,23-24 ("Dios creó al hombre para la inmortalidad, le hizo imagen de su naturaleza"); 2Cor 8,7.9.13-15 ("Nuestro Señor Jesucristo, siendo rico, por vosotros se hizo pobre, a fin de enriqueceros con su pobreza"); Mc 5,21-43 (A la mujer enferma: "Hija, tu fe te ha salvado" a la niña muerta, hija de Jairo: "Niña, levántate")

Contemplación, vivencia, misión: Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con respeto y también como en "su casa". Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón. El Hijo de Dios ("rico" en divinidad) se ha hecho "pobre" por su humanidad. "Tocarle" equivale a creer en su presencia y amor. Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la suya. Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un "paso" (la "pascua") hacia la vida nueva en Cristo resucitado.

En el día a día con la Madre de Jesús: La "Asunción" de María nos recuerda que estamos llamados a vivir eternamente con Cristo Resucitado, nosotros también resucitados en él.