De Corazón a corazón: 1Pe 1,3-9 ("Gran misericordia… la resurrección de Jesucristo… esperanza viva… rebosáis de alegría… afligidos con diversas pruebas"); Sal 111,1; Mc 10,17-27 ("Jesús le miró con amor… ven y sígueme")

Contemplación Vivencia Misión: En la historia de cada persona, todo comienza con una mirada amorosa de Dios que llama a la existencia y a la participación en la vida nueva, vida en Cristo. A Pedro le miró Jesús al recibirle por primera vez (cfr. Jn 1,42) y luego al mostrarle su misericordia cuando le había negado (cfr. Lc 22,61). Las miradas de Jesús son siempre como quien nos lleva a todos y cada uno en su corazón. Al joven "rico" del evangelio le invitó a compartir su misma vida, pero el "pobre" tenía sus preferencias caducas que le arruinaron y le dejaron en la soledad y en la tristeza. No captó la "mirada" y la declaración de amor del "sígueme".

*En el día a día con la Madre de Jesús: El "ven y sígueme" se estrena todos los días con María, porque ella "mejor que nadie ha correspondido a la vocación de Dios; se ha hecho sierva y discípula de la Palabra hasta concebir en su corazón y en su carne al Verbo hecho hombre para darlo a la humanidad" (PDV 82; cfr. VDo 124).

Benedicto XVI: "Con gozo anuncio que el próximo 7 de octubre, al empezar la Asamblea Ordinario del Sínodo de los Obispos, proclamaré a San Juan de Ávila y a Santa Hildegarda de Bingen, Doctores de la Iglesia universal" (Regina Caeli, Pentecostés, 27 mayo 2012)